En un mundo en el que todo parece que se puede comprar y vender, no resulta extraño que el acceso a la sanidad sea un producto comercial más, a pesar de que se trate de uno de los derechos más básicos a los que un ser humano debe poder acceder.
Por desgracia no todo el mundo puede contar con un servicio de salud que atienda sus necesidades cuando lo necesite, pero en prácticamente todo el mundo se pueden encontrar seguros médicos que se encargan de cubrir algunas de las necesidades más comunes a todos, y además permiten contratar coberturas adicionales dependiendo de las necesidades específicas que cada persona puede tener.
Por ejemplo, un hombre solo no tiene porqué tener que incluir en su póliza el servicio de ginecología o el de maternidad, pues es evidente que se trata de algo que nunca va a necesitar, sin embargo sí es lógico que lo contrate en caso de tener pareja. De este modo podemos decir que se pueden encontrar servicios de sanidad a la carta, como si uno mirara el menú de un restaurante y fuera eligiendo los platos que más le gustan o los que considera apropiados para los comensales que hay en la mesa.
En muchos países los seguros médicos son la única forma de poder acceder a una sanidad más o menos adecuada sin tener que arruinarse o pedir un préstamo para pagar las facturas del hospital.
